Por Alejandra Lemes Bonilla
Conozco muchas hienas,muchos tipos de hiena con sus subtipos de risa fantasmal y oligofrénica y podrida.
Pero cuando oigo la risa de la hiena nicpirisa (ésa la que antes, al oírla, me paralizaba) , sé que no debo aceptar invitaciones,por mucho que yo estime al convidante.
Hiena estúpida ,tan segura de que va a poder fastidiarme.
No sabe que su risa se transformó en una señal que el Universo empezó a usar para cuidarme.