Velocidad del viento y altura de las olas aumentan en últimos 30 años
La velocidad del viento y la altura de las olas aumentaron durante las últimas tres décadas en la mayoría de los mares del mundo, fundamentalmente en el océano Austral, concluyó un estudio publicado hoy en la revista Science.
Basados en datos satelitales globales que abarcan desde 1985 hasta 2018, los investigadores de la Universidad de Melbourne descubrieron que en los últimos 30 años los vientos extremos en el océano Austral han aumentado en 1,5 metros por segundo, lo que representa un ocho por ciento.
Según los especialistas, las olas extremas también se incrementaron en 30 centímetros, el cinco por ciento, durante el mismo periodo.
El conjunto de datos analizado por los autores principales, Ian Young y Agustín Ribal, combina mediciones de tres instrumentos independientes: altímetros (medición de la altura de la ola y la velocidad del viento), radiómetros (velocidad del viento) y dispersómetros (velocidad y dirección del viento).
Con este análisis, Young y Ribal detectaron fuertes variaciones regionales, pues el océano Austral presenta los aumentos más significativos, mientras que las tendencias en el Pacífico ecuatorial y el Atlántico norte son mucho más débiles.
De acuerdo con los científicos, los hallazgos se confirmaron en cada instrumento satelital, lo que sugiere que no hay impactos negativos causados por datos o patrones de muestreo inconsistentes.
El análisis ayuda a refinar la comprensión de cómo estos procesos críticos del océano y la atmósfera están influenciados por el cambio climático.
En ese sentido, los expertos explican que el viento oceánico y los patrones de olas desempeñan un papel importante en varios sistemas ambientales y climáticos. El viento sobre aguas abiertas define en gran medida la rugosidad de la superficie, que puede influir enormemente en la transferencia de energía y dióxido de carbono entre la atmósfera y el océano.
Además, las alturas de las olas pueden afectar los niveles de marejada ciclónica y las inundaciones costeras durante eventos climáticos extremos.
Sin embargo, a juicio de los investigadores, la capacidad para determinar pequeños cambios en las tendencias globales de vientos y olas que utilizan registros a largo plazo es aún un desafío.
PL