Científicos australianos han propuesto usar arena purificada en la lucha contra la obesidad. Los expertos creen que un método inusual de tratamiento será efectivo.

Las partículas porosas de sílice artificial (óxido de silicio) pueden interferir con la adsorción de grasas y carbohidratos en el cuerpo. Los científicos han creado un entorno que imita el tracto digestivo durante la digestión de los alimentos. Contenía muchas grasas y carbohidratos.

Para descartar variables clave, los investigadores probaron diferentes tamaños y formas de sílice. Las partículas de arena con un ancho de poro de 6 a 10 nanómetros resultaron ser ideales para desencadenar la reacción del cuerpo a las grasas y los azúcares.

Los resultados del trabajo respaldaron la idea de que la sílice porosa puede interferir con los procesos digestivos que normalmente desencadenan las enzimas que descomponen la grasa, el colesterol, los almidones y los azúcares en el estómago y los intestinos. La tecnología elegida por los científicos resultó ser más suave para el estómago que el medicamento contra la obesidad más común y de uso frecuente.

Los resultados del trabajo se  publicaron  en la revista Pharmaceutics.

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