La isla Hunga Tonga nació debido a una erupción volcánica, junto con su propia biosfera
Los volcanes hacen erupción en todo el planeta, pero no siempre aparecen nuevas islas como resultado de la actividad volcánica, como sucedió en 2015 en el Océano Pacífico. La isla Hunga Tonga durante 7 años de su existencia, hasta que fue destruida por una nueva erupción en enero del año pasado, fue un verdadero hallazgo para científicos de diversos campos.
El surgimiento del núcleo fue interesante no solo en sí mismo, sino también en el contexto de la formación de un ecosistema completamente nuevo en él. Los científicos han podido rastrear cómo se origina la vida donde nunca ha estado. Las bacterias fueron las primeras en explorar nuevos territorios. Algunos de ellos fueron traídos con excrementos de pájaros, así como con semillas de plantas que habitaban la isla. Pero en muestras tomadas de la superficie del cráter del volcán también se encontraron microorganismos atípicos.

Ellos, creen los investigadores, emergieron del “subsuelo profundo”, donde dormitaron durante muchos siglos, esperando entre bastidores. Estos microorganismos absorben los gases atmosféricos y el azufre, lo que recuerda a sus contrapartes que viven en los manantiales geotérmicos profundos de Yellowstone. Esta es la tercera isla volcánica que ha vivido durante más de un año en los últimos 150 años, y la primera oportunidad única para que los investigadores estudien en detalle cómo se origina la vida.
Ahora, las olas del océano están rugiendo en el sitio de la isla, pero los científicos han logrado recolectar una gran cantidad de material. Su estudio y sistematización permitirá aprender a predecir cómo se desarrollarán dichos ecosistemas. Si la naturaleza vuelve a crear una isla de tierra, entonces los vulcanólogos y geólogos, ecologistas y biólogos percibirán esto como un éxito excepcional y continuarán el trabajo iniciado en la isla de Hunga Tonga.

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